¿Por qué hay gente como John McCain que puede soportar un enorme estrés, como ser un prisionero de guerra del enemigo, y salir adelante a pesar de ello, y otras personas quedan fulminadas con la mera mención de que se va a reducir la empresa? La respuesta es la capacidad de adaptabilidad – el elemento esencial más determinante para superar obstáculos en el trabajo como la amenaza de plazos y fechas límite, reuniones agresivas, inminentes despidos y cambios turbulentos, dicen Salvatore Maddi y Deborah Khoshaba, autores de Resilience at Work: How to Succeed No Matter What Life Throws at You [Adaptabilidad en el Trabajo: Cómo Alcanzar el Éxito a Pesar de las Contrariedades] (AMACOM, 2005). Las personas más exitosas son naturalmente adaptables. Pero si sobrevivir y funcionar excelentemente bajo la presión del estrés no es algo natural en usted, de todas formas puede aprender a efectuar cambios adoptando estas tres actitudes, que los autores llaman ‘las 3 C’.
Compromiso. La actitud de compromiso lo ayuda a asumir las responsabilidades en el trabajo y en la vida. Significa que usted está completamente comprometido con su trabajo, su familia y los eventos que suceden a su alrededor, y que va a permanecer así todo lo que le sea posible, sin importar lo estresantes que puedan ser las circunstancias. El compromiso surge de su creencia de que las personas y las actividades en su vida tienen significado e importancia. Por ejemplo, cuando se maneja la reducción de una empresa, las personas adaptables no solamente quieren estar involucradas con su trabajo y sus compañeros, sino que pueden redoblar esfuerzos para contribuir con la compañía. Aquellos que no son adaptables – y por lo tanto tienen menos probabilidades de éxito a largo plazo – probablemente van a convencerse que la administración es mala y distanciarse de todo lo que está pasando.
Control. La actitud de control le permite desarrollar acción directa para transformar los cambios. En otras palabras, usted cree que los cambios estresantes son “importantes y que valen la pena como para dedicarse a influirlos en una dirección conveniente”, dicen los autores. “Es probable que usted diga: Déjenme encontrar o desarrollar los recursos para resolver este problema”. Por supuesto, esta actitud puede parecer más factible si usted cree que puede influir en el resultado de un cambio estresante. Pero inclusive cuando las cosas están más allá de su control, como la absorción de una empresa, usted puede virar su actitud de control hacia su interior. En el caso de una absorción, las personas con actitud de control van a empezar a valorar las posibles implicancias de los cambios, anticipar qué cambios adicionales pueden venir y mantener en mente lo que pueden hacer para influir resultados beneficiosos. Alguien sin esta actitud tendrá más tendencia al pánico, a retirarse y llegar a la conclusión que “lo que sea que vaya a pasar, pasará, así que es mejor no preocuparse de todas formas”.
Contienda. Esta actitud le permite adoptar los cambios como un proceso normal de la vida. Cuando vienen cambios estresantes, usted los enfoca con actitud desafiante y combatiente, palpando la oportunidad en cada dificultad que se presenta. Usted aprende de sus errores y revive el viejo adagio: ‘lo que no mata, fortalece’. Las personas con una actitud de contienda van a considerar a una compañía que entra en saldo rojo como una empresa que puede aprender de sus fracasos y surgir fortalecida. Como resultado, continuarán luchando para ver las alternativas que puedan mejorar la situación. Las personas sin esta actitud ven los fracasos como una señal incambiable de la incapacidad de la empresa y la suya propia.
Cuando estas tres actitudes contundentes están presentes al mismo tiempo, dicen los autores, “la persona es valiente y está motivada a sacar ventaja de los cambios, por más estresantes que sean. Este es el camino a la resistencia”.
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